martes, 27 de octubre de 2009

Y allí permanecía la pequeña Cheshire, subida a la rama más ancha del árbol, donde poder estar cómoda para acicalarse. Su sonrisa no se borraba de la cara por más noticias que escuchara, lo que a veces contrastaba de forma ilógica con su triste mirada, con la que observaba a los caminantes que pasaban por debajo de su árbol.
"El mundo se ha vuelto un lugar inhabitable" - pensaba a menudo.
Es por eso que pasaba las horas en la gran rama de aquel cerezo, creando su propia realidad, llena de tazas de té y tostadas de mantequilla.

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